domingo, 25 de noviembre de 2012

Altazor: teoría de la explosión


      Ya que en el anterior post mencionábamos la obra de Altazor hemos creído conveniente exponer aquí una reseña de la obra y nuestra "teoría de la explosión":


        Altazor es una obra que se crea y se destruye a sí misma sin contar con nada, ni con nadie. Una obra en la que el lector es un mero observador del viaje en paracaídas de su protagonista. En ella Vicente Huidobro actúa como ese pequeño dios que crea nuevos mundos. Huidobro ofrece la posibilidad de que el poeta cree a partir del vacío y de la nada, a partir de sus propios pretextos y sus propias ideas, con nuevas metáforas y, si es necesario, con nuevas palabras. Por esta razón, el poeta destruye todo cuanto crea porque, como creador, está en su legítimo derecho y porque es la única manera de que comience una nueva era literaria.
       Altazor, como personaje,  nace en el momento inexacto en el que muere la realidad en sí misma. Muere lo trascendental y lo infinito -que para Huidobro no existe si no es en la mujer- y es entonces cuando Altazor nace de las ruinas del mundo, basando su viaje en la destrucción histórica del ser humano. Altazor supone un acto de amor a la humanidad pues Huidobro hace que el personaje se autodestruya para ofrecer al mundo una nueva visión artística que es el creacionismo.
Esa “teoría de la explosión” que creamos a partir de Altazor consiste en la lenta destrucción de la escritura y del mundo por parte del poeta, que nos hace pensar que de un momento a otro debe explotar y desaparecer: desde que su poesía no puede avanzar y repite hasta la saciedad la idea del molino que se transforma sin dejar de ser molino, hasta que todo comienza a desaparecer vertiginosamente como si Altazor, por voluntad propia, descendiese en picado con su paracaídas cerrado hacia su propio aniquilamiento.
Sin otro final posible, llega la explosión de la creación por la que -desde la perspectiva de Huidobro y su concepción del arte creacionista- se puede decir que antes de Altazor no existió nada y después de Altazor no quedó nada.  

    Como curiosidad -y como se puede ver en la portada del libro que hemos puesto más arriba- el retrato del autor lo realizó Pablo Picasso:

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